Mi futuro empresarial

Este año, como colofón final a la carrera tengo la asignatura de “Empresas” en la que animan al empresario que llevamos dentro y dan herramientas para que montemos nuestra propia empresa. El tema de ayer era cómo la figura actual del empresario ha tenido que cambiar con respecto al concepto clásico de empresario debido a la propia evolución de las empresas y cómo los modelos antiguos no encajan en el actual modelo empresarial. Aunque suena apasionante el objetivo de este post no es analizar el modelo de empresa actual y el papel del empresario. Lo importante de la clase de ayer es que nos hicieron un test para conocer cual sería la línea de dirección que llevaríamos como empresarios. Pues bien, si yo montase mi propia empresa dirigiría a mis subordinados de forma paternalista. ¿Qué quiere esto decir? Que en mi política de empresa daría prioridad a evitar conflictos entre mis trabajadores aun a costa de retrasar un trabajo por no perturbar la armonía.

¿Qué lectura debo hacer de esto? Voy a tener una empresa de trabajadores felices en la que nos reuniremos para jugar al paddel y no se sentirá la presión de la jerarquía e iremos a la quiebra en el primer periodo porque no trabajará ni el portero. Pero eso sí, en armonía. Seré una empresaria estilo Schindler y cuando tenga que echar a todos mis empleados y quemar la oficina para cobrar el dinero del seguro porque no tenga ni para pipas, me regalarán un anillo de empastes y todos recordarán lo buena jefa que fui mientras hacen cola en el INEM.

No es justo, no era esa la clase de empresaria que quería ser. Yo quería una aleta y una segunda fila de dientes de auténtico tiburón. No quiero ser paternalista, no voy a adoptar a mis empleados. Lo que quiero es ganar pasta, ser rica, ¿acaso es mucho pedir? Maldita conciencia. No deberían hacer esa clase de test si lo que quieren es animarnos a montar algo.