Sobre la naturaleza del fanatismo.
"El fanatismo surge por doquier. Con modales más silenciosos, más civilizados. Está presente en nuestro entorno y tal vez también dentro de nosotros mismos.
¡Conozco a bastantes no fumadores que te quemarían vivo por encender un cigarro cerca de ellos! ¡Conozco a muchos vegetarianos que te comerían vivo por comer carne! Conozco a pacifistas (algunos de mis colegas del Movimiento de Paz israelí, por ejemplo) deseosos de dispararme a la cabeza sólo por defender una estrategia ligeramente diferente de la suya para lograr la paz con los palestinos. No estoy diciendo que cualquiera que alce su voz contra cualquier cosa sea un fanático. No estoy sugiriendo que cualquiera que manifieste sus opiniones vehementes sea un fanático. Digo que la semilla del fanatismo siempre brota al adoptar una actitud de superioridad moral que impide llegar a un acuerdo. Es una plaga muy común que, por supuesto, se manifiesta con diferentes grados. Un o una militante ecologista puede adoptar una actitud de superioridad moral que le impida llegar a un acuerdo pero causará muy poco daño si lo comparamos, digamos, con un depurador étnico o un terrorista.
(...) Creo que la esencia del fanatismo reside en el deseo de obligar a los demás a cambiar. En esa tendencia tan común de mejorar al vecino, de enmendar a la esposa, de hacer ingeniero al niño o de enderezar al hermano en vez de dejarles ser. El fanático es una criatura de lo más generosa. El fanático es un gran altruista. A menudo está más interesado en los demás que en sí mismo. Quiere salvar tu alma, redimirte. Liberarte de tu pecado, del error, de fumar. Quiere mejorar tus hábitos alimenticios, lograr que dejes de beber o de votar.
(...)El señor Bin Laden y la gente de su calaña no sólo odian a Occidente. No es tan sencillo. Más bien creo que quieren salvar nuestras almas, quieren liberarnos de nuestros aciagos valores: del materialismo, de la democracia, de la libertad de opinión, de la liberación femenina... Todo esto, según los fundamentalistas islámicos, es muy pero que muy perjudicial para la salud."
Sobre la naturaleza del fanatismo. Amos Oz.
Solo queria compartir un trocito de este texto que he descubierto durante mi ausencia aunque llevaba meses encima de mi mesa y que no puedo dejar de darle vueltas desde que lo leí.
¡Conozco a bastantes no fumadores que te quemarían vivo por encender un cigarro cerca de ellos! ¡Conozco a muchos vegetarianos que te comerían vivo por comer carne! Conozco a pacifistas (algunos de mis colegas del Movimiento de Paz israelí, por ejemplo) deseosos de dispararme a la cabeza sólo por defender una estrategia ligeramente diferente de la suya para lograr la paz con los palestinos. No estoy diciendo que cualquiera que alce su voz contra cualquier cosa sea un fanático. No estoy sugiriendo que cualquiera que manifieste sus opiniones vehementes sea un fanático. Digo que la semilla del fanatismo siempre brota al adoptar una actitud de superioridad moral que impide llegar a un acuerdo. Es una plaga muy común que, por supuesto, se manifiesta con diferentes grados. Un o una militante ecologista puede adoptar una actitud de superioridad moral que le impida llegar a un acuerdo pero causará muy poco daño si lo comparamos, digamos, con un depurador étnico o un terrorista.
(...) Creo que la esencia del fanatismo reside en el deseo de obligar a los demás a cambiar. En esa tendencia tan común de mejorar al vecino, de enmendar a la esposa, de hacer ingeniero al niño o de enderezar al hermano en vez de dejarles ser. El fanático es una criatura de lo más generosa. El fanático es un gran altruista. A menudo está más interesado en los demás que en sí mismo. Quiere salvar tu alma, redimirte. Liberarte de tu pecado, del error, de fumar. Quiere mejorar tus hábitos alimenticios, lograr que dejes de beber o de votar.
(...)El señor Bin Laden y la gente de su calaña no sólo odian a Occidente. No es tan sencillo. Más bien creo que quieren salvar nuestras almas, quieren liberarnos de nuestros aciagos valores: del materialismo, de la democracia, de la libertad de opinión, de la liberación femenina... Todo esto, según los fundamentalistas islámicos, es muy pero que muy perjudicial para la salud."
Sobre la naturaleza del fanatismo. Amos Oz.
Solo queria compartir un trocito de este texto que he descubierto durante mi ausencia aunque llevaba meses encima de mi mesa y que no puedo dejar de darle vueltas desde que lo leí.
2 comentarios:
Lo define muy bien.
un texto muy acertado, busca los libros de Spencer, son de hace un siglo exacto, pero dicen lo mismo. Un saludo.
Publicar un comentario